La Memoria

¿Hasta qué punto podemos afirmar que sólo somos las experiencias almacenadas en nuestra memoria? ¿Qué pasaría si perdiéramos elementos fundamentales de nuestra memoria? 

Dejaríamos de reconocernos, como ocurre en la demencia pronunciada o en momentos temporales de locura.



Memorizar se ha vuelto menos importante, el simple hecho de tener todas las respuestas o casi todas al alcance de nuestras manos. Ha logrado que nuestro cerebro no retenga tanta información como lo tenían que hacer nuestros padre o antepasados. Personalmente yo no podría andar por Mexicali sin el Google Maps. A lo que voy con esto es que la memoria no es solo para recordar fechas, personajes y avenidas, la memoria tiene mucho que ver con tus personalidad y tus habilidades. 

La memoria es el respaldo de la propia identidad, en ella se conservan nuestros rasgos más característicos, es una especie de autobiografía gracias a la que podemos decir: «soy el mismo».

Porque, en estricto sentido, somos otros según el paso del tiempo, las fotos de nuestra niñez ilustran ese cambio.

Sin memoria no habría subjetividad (sentido del yo), el ser humano es la suma de sus recuerdos. Tampoco habría sentido de pertenencia a una época (memoria colectiva), conciencia afectiva, social o familiar.


Jill Price es un claro ejemplo de esto, Jill Price es una mujer estadounidense, del sur de California, a quien se le ha diagnosticado a los 14 con hipertimesia. Es decir que puede recordar hasta el mas mínimo detalle su vida, lo bueno, lo malo y lo insignificante. 


Ella dice que es un infierno pues no puede concentrarse en el presente. 


Dicen que el tiempo lo cura todo, pero yo creo qué es simplemente porque lo olvidamos.

-Julio Maldonado 

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